miércoles, 1 de mayo de 2013

Otra noche de vigilia...

Quito, 1 de mayo del 2013.
Mediado de semana e inicio de mes. 
Nuevamente frente a la blancura insípida de la pantalla, intentando amalgamar palabras y tornarlas en frases que tengan por lo menos un ápice de cordura.
La lluvia ametralló las avenidas dejando en la penumbra, un sutil olor mojado en el asfalto, que me recuerda que transito en la metrópoli.
Los párpados como bloques de cemento insinúan que debo dormir; pero la mente ni se inmuta, alterada e irresponsable quiere continuar alerta.
Un fuerte dolor de espalda me agobia; al parecer el reflejo "incólume" de esa caída de hace más de cuatro años no pretende desaparecer; se encuentra arraigada a mi lado izquierdo y se hace visible (y sentible si existiese el término), cada vez que quiere.
Ríos y ríos de pensamientos que ya casi se transforman en océanos me distraen, zumban en mi cabeza. Pero lo peor de todo es que están cifrados y con el cansancio que me embarga no me es posible decodificarlos.
Y a estas alturas ya nada tiene sentido, es más ya ni sé para que es que escribo.

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