jueves, 24 de septiembre de 2020

Biblioteca Nacional Eugenio Espejo: la importante, la incomprendida

 Hoy fue la inauguración del nuevo lugar dispuesto para acoger a la Biblioteca Nacional del Ecuador, una colección que cuenta con libros de gran relevancia, tales como ejemplares del fondo jesuita, así como libros publicados entre los siglos XV y XVIII.

El inmueble es una muy linda construcción que en su momento fue la Capilla del Hospital Eugenio Espejo. Tiene una rica decoración de pintura mural con cenefas fitomorfas y marmoleados, su piso está compuesto por pequeñas baldosas a manera de mosaico de figuras geométricas. En el interior hay un simpático retablo de madera así como columnas y techos de igual manera fabricados con este material, no olvidemos además que a lo largo de todo el inmueble se disponen grandes ventanales. 

En cierta ocasión, por un pequeño lapso de tiempo, tuve la oportunidad de trabajar en su restauración. El sitio es muy acogedor y con gran iluminación, perfecto para lo que se venía empleando, como un lugar para encuentros, conferencias, eventos culturales...

Hoy, en medio de ese espacio, sobre ese rico piso de mosaico que fue restaurado pieza por pieza incluyendo su reintegración de color, yace un pequeño pseudo bunker, conformado por estanterías rodantes, en las cuales están dispuestos volúmenes de uno de los más importantes acervos del país. 

En un evento que no duró más de 20 y pico minutos, con la presencia de un grupo de personajes medio conocidos y otros que quien sabe quienes son, un alcalde que solo parecía de relleno y un presidente y ministro de cultura, que tomaron palabra, hablando de cualquier cosa e incongruencias que poco o nada tenían que ver con la relevancia de estos bienes documentales o el traslado y acondicionamiento al cual se vieron expuestos que sí que se debía dar razón, pasaron imágenes de la instalación de la biblioteca en una obra cascarón, una obra que tiene a futuro dos fines, o una nueva movilización de las obras luego de unos años, o una constante preocupación de que estos bienes puedan llegar a perderse o deteriorarse ya que el espacio no es idóneo para una reserva y menos documental. 

Mientras veía cómo se hacía una explicación al viento de la historicidad de los bienes documentales, (la expositora hablaba sobre un bien, el presidente posaba para la foto viendo otros) que esperemos hayan sido expuestos en esas horrendas mesas de degustación solo para la inauguración, pensaba en la respuesta que podrían dar (o lo más seguro es que no) a las siguientes dudas: para la instalación de esta reserva, ¿se contempló las precauciones necesarias para conservarlos a través del tiempo?, ¿se colocó algún tipo de lámina de protección de rayos uv en los ventanales?, ¿se previó el control del cambio de climatización que se puede dar y qué medidas se tomarían de ser el caso?,  ¿se dotó de sistemas de seguridad con extintores especializados para bienes documentales?, ¿se realizó un estudio del piso para ver si está acorde al peso y cómo hicieron el anclaje?, ¿a caso haciendo orificios en ese piso que ya hemos dicho está ricamente decorado?, ¿se aplicó algún tipo de material ignífugo en la gran cantidad de material de madera con el que está construido el interior del inmueble?, ¿se cuenta con sistema de seguridad antirrobo en tantos ventanales ?, ¿se estableció un área de conservación para intervenir en el caso de que exista un requerimiento emergente?

El manejo y salvaguarda de los bienes culturales patrimoniales va más allá de disponerlos en un lugar bonito y hacer pomba (en esta ocasión una "recatada"). Se trata sobre políticas, sobre gestión de riesgos, sobre administración de fondos a varios niveles, sobre calidad de recurso humano, sobre brindar un verdadero servicio a la comunidad a largo plazo y no solo por mostrar que algo se ha hecho por la cultura y el patrimonio. Va más allá de un peligroso y nada provechoso "yo ordeno, tú ejecutas". 

¿Qué huella dejamos a nuestros hijos?

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