QUE LO-CURA O QUE LO APAGA, AL FUEGO DE LA SUDACA

Hace ya más de dos años que la mina na'a e na'a,
hasta el día que el bombero la miro to'a engancha'a.
En la barra de aquel bar, Cueva'e Gato se llamaba,
se cruzaron sus caminos, a parte de sus miradas.


Y no queda ahí la historia, de este encuentro afortunao
él queriendo ser padrino, la liaba a sus aliaos, 
si era táctica o un mal juego se sabrá más adelante
por el momento les cuento que aún falta lo picante.


La noche aquella pasó sin que nada aún pasara
ni un beso logró robar el caballero a la dama.
La música disparaba, sonatas de "eisidici",
entre humo, "birra" y rock, la madrugada se entonó "a-sí".


Algunos días pasaron, la verdad no sé ni cuantos
y otra vez al encuentro se ajustaron par de guapos.
Ella no recordaba mucho, si el mencionado galán
era Adonis, era alto o de por sí todo un patán.
Solo en su mente estaba su condición de bombero
que más da si al poco rato se convertía en un sapo.


El destino le jugó carta abierta a su favor, 
para su buena suerte el dios Apolo bajó.
el "tío" bien fornio, oji azul , moto y  tatoo.
Vaya viendo que calibre de muchacho se ligó.


Y no presento a continuación el resto de los talentos
que del "chaval" buena fuente me ha  informao
ya que por andar  de equilibrista to'a yo de salto en salto 
 poco a poco  y lentamente me" he ido" desviando.


Para no alargar el cuento y aquí viene lo que atañe
como antes ya se dijo la chiquilla en celibato
no tuvo más remedio que caer bajo  su encanto.


Se subieron en el metro del  aquel barrio La Latina
y vaya viendo  que cosa, veloces pero sin prisa
poco a poco el ambiente se les coló como un preso
ella sin negarse a nada,  recibió  algunos besos,
 sin inmutarse siquiera por los vientos o la brisa
los cuerpos arremolinados estallaron en caricias.


Que cachondeo llevan, que ni cuenta se han dao
de que algún que otro "guarro"de reojo ha mirao
y que más da que miren, que por lo menos vista alegren
que sonrojen las señoras, que curitas si es que  hay recen
ya que a placeres tales, morbosos y apasionados
con tristeza yo les digo,  no han sido convidados.


Y acá termina mi historia, pero no la de estos chicos
si quieren segunda parte vayan pidiendo de a pico
que espero esta no sea, la única hazaña plasmada 
que se sumen otras tantas de pronto en otras paradas.


Y menos importa aún, si en la próxima rimada
el personaje masculino cambia de actor o escenario
si es nuevamente bombero o  músico o literato 
si es en parada de metro, en un bar o en algún teatro.
Lo que importa es la actriz, la bella dama sudaca
que de seguro y sé bien a unos cuantos de amor mata.