jueves, 24 de julio de 2014

DÍAS DE MIERDA

En ese digamos, incómodo proceso de querer trascender, me enredé en mis debilidades y las infames son tan poderosas que se filtran en mis venas ahogándome lentamente.

No es que no quiera continuar caminando en la vía, es solo que no siento el horizonte, no logro divisar ni si quiera una pálida respuesta, todo es absolutamente oscuro y confuso, y en ese detrimento pierdo los estribos (aún cuando nunca los tuve).

A veces presiento que una fuerza vital intenta erguirse dentro, pero no pasa mucho tiempo y la falta de perspicacia que late en mí,  me demuestra que aún soy tan puberta en ciertos asuntos.

Año tras año he abastecido a mi intelecto de conocimiento, pero llega un ligero punto en el que siento que no es suficiente y entonces declino, me  subyago y me pierdo en marañas de ideas negativas. 

Hoy es un día de esos, un día de mierda, un día que aún cuando el sol quema radiante y cunicular las sombras de mi cabeza me nublan. Y al margen de estas palabras no queda más que echarse a dormir.



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