viernes, 13 de noviembre de 2015

Tardes de viernes 13

En la pequeñez de esta tarde de viernes, después del trabajo y de una subsecuente mala toma de decisiones, me vi enfrentada a una infinita puesta en escena con tinte de tragicómedia.
Resumiré para no cansar, en un solo acto:
"Encontreme" dentro de una sardinera, la cual esperé por largos minutos casi transformados en horas y a la que fue una verdadera hazaña subir, todo debido al atropellamiento burdo de un gentío conformado por obreros, oficinistas, estudiantes, madres con sus hijos y uno que otro pelagato sapo de la grecia q intentó colarse, sin importarle si quiera los gritos discordantes que decían "a la fila, no se cole, respete la filaaaa"
Una vez dentro y aún antes de q la chatarrita inicie su recorrido empezó el tormento.
Y no sé q es peor, si el chirrido punzante y pungente que proviene de los pequeños críos vaya usted a saber porque motivo,  o la grotesca alaraca de los infames pubertos que producen vergüenza ajena y propia al imaginarse q es posible uno también haya atormentado a la gente de esa manera.
Afortunadamente por la hora, no hubo demasiado tráfico como es normal por estos lares y pude llegar a feliz encuentro con mi destino

¿Qué huella dejamos a nuestros hijos?

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