martes, 29 de enero de 2013

LAS 100 COSAS MAS 16 DE TI

En todo el caos,  solo es lo que es.
Me liberas, esbozas sonrisas en mí, me proteges y fluyes conmigo. Esas tus pestañas, la comisura de tus labios; con tus labios incluidos. Tus piernas, con el dedo gordo del pie derecho y aún más todavía el que le sigue. Tus hambres, cuando tomas mi mano, cuando me dices "preciosa", el sonido del celular al entrar tus llamadas; tus llamadas. Imaginar tu pasado, pensar en nuestros mañanas y en nuestras mañanas. Mi corazón acelerado al sentir que te acercas, tu desprolija cabellera escapándose. Cuando subes cuestas en la bici; tu bici, tu manera de caminar, cuando eres "condescendiente", tus pecados, tu sabor. La forma como me miras, tus manos en mi piel, tu olor, tu aliento en mi cuello, las cosquillas, esos besos apasionados al igual que los enfermos. Tus logros, tus sueños, tu valentía, tu audacia, ese orgullo que siento por ti. Esa cursilería que a diario nos abraza, esa luna que un día nos juntó, la voz de tus palabras, tu música, tu didgeridoo. El banquito, los ángeles, el anillo, el sonido de tu corazón cuando no entiendes mis silencios; tus silencios. Ese maldito e inevitable adiós. Tus costumbres, la familia, tu perro y sus juegos. Tus amigos, las sonrisas, las carcajadas, el llanto, las escapadas, los escondites, tu mala ortografía. Tus ojos tras las gafas, tus brazos con tu isla, el tatuaje que ya te hiciste, la punta de tu lengua; y toda ella. Lo que no puedo pronunciar, lo que pronuncio pero no lo escribo, tus pensamientos, yo en ellos y tú en los míos, tus pecas, tus mejillas. Tu humor, tus ocurrencias, tu incertidumbre. Tu rostro en las mañanas, la fuerza que produces en mí, tus ganas de continuar, mis días junto a ti, mis días sin ti, extrañarte, las rabietas, el descontrol, la reconciliación. Tus vicios y los míos contigo, ese brindar por cualquier cosa, ese disfrutar de cualquier cosa. La primera vez que me dijiste "te quiero", cuando me anime a decírtelo yo, cuando a los dos nos golpeó el amor. Tus ganas de tener hijos, tu comprensión al decirte que yo dudo, tu consuelo, tu paciencia, el dejarme ser. Tu alegría, tus tristezas, tu impotencia, tu manera de bailar, tus  rugidos, tu cintura y todo lo que no puedo nombrar. El cielo sobre ti, caminar en la llovizna, el frío en nuestros cuerpos, el sol destellante en nuestras caras, tu sudor. Tus conversaciones, cuando me escuchas no sé si prestándome atención o no, cuando me escuchas en verdad, cuando te escucho yo. Cuando me explicas cosas que no sé, cuando te veo partir, lo frágil de nuestros sentimientos, lo poderoso de nuestro amor....
Caos, pero así como al comienzo, al final  solo es lo que es.

domingo, 27 de enero de 2013

EL VENENO DE LA DESCONFIANZA

Esas desgastantes dudas que me enredan.
Cómo puedo pisar con firmeza si desconfío de mi misma. 
Cómo!  si la mente,  niña malcriada, hace berrinches cuando me descuido.
Estoy segura de mis emociones, de eso que bulle dentro.  Pero el vacío de mi pecho aún con tanto, no puede ser llenado; y es más, por instantes se siente gélido de soledad.
Ratos de amargura se avecinan, cuando una luz fatigada y ausente se cuela entre mis pestañas, haciendo nido en la pupila y entristeciendo la mirada.




viernes, 18 de enero de 2013

Un trío en delirio

A lo lejos la brisa estival. 
En el firmamento, la luna se fue menguando, ella sola; sin si quiera ayuda de una estrella, como si de una triste novia se tratase.
En la tierra, tres amantes. Todos paranoicos.
Cada uno queriendo vencer al otro,  cada uno queriendo poseer al otro. Y en su delirio, despojáronse de sus pieles, poco a poco despellejados se veían revolcándose de dolor por entre las rocas, mientras la noche sigilosa amenazaba con quedarse, tan  llena de oscuridad como solo ella puede.
Cuantos gritos se dejaron escuchar, cuanto llantos penetrantes, que calaban hondo en las almas de los niños que tras las puertas de sus casa, de puntillas y encorvados rogaban porque los horrendos lamentos acabasen.
Y al final, cuando un trémulo amanecer fraguaba entre la niebla, los amantes volvieron de su desvarío, sangrantes, heridos, desollados; sin creer en lo que sus ojos les mostraban. 
No se sabe aún, si fue más fuerte el sentimiento de dolor o el de vergüenza que por todo su cuerpo recorría, pero sin hablarse entre sí, tomaron del suelo sus pellejos y sus ropas y caminaron taciturnos sin ninguna dirección.


miércoles, 16 de enero de 2013

EXPLOSIÓN, RABIA Y ARREBATO

Acabé por quebrarme....
Todo tiene en su tiempo, un tiempo,  un objetivo y un motivo.

Mas es una lástima que mis impulsos sean ciegos frente a estos hechos e irrumpan violentamente (valgan las  tres redundancias), allanando mi cordura.
Lo vi venir.
Esa sensación en la garganta, esas manos ligeramente temblorosas, esa terca ceguera interna.
Las voces cada vez más lejanas, casi perdiéndose en las esquinas, y el olor...... ese olor que da la alerta de que algo no muy bueno se avecina.

Entonces la explosión.
Entonces el arrebato.
Entonces la rabia.

No hay merced ni cura para el alma, ese abyecto ser, tan lleno de dudas, tan lleno de infamias, tan lleno de vacío,  la posee y ella frágil no hace otra cosa que entregarse. 
Aletargada por instantes entra en razón, pero como si de una bofetada se tratase, la furia la devuelve al estado máximo de enojo.
Y a pocos segundos el llanto, las lágrimas, los sollozos no se hacen esperar. Irrumpen cual ventisca de verano, trayendo consigo  ese odio a sentirse vulnerable.
Luego el momento pasa, pasa la hecatombe y alrededor solo escombros irrecuperables y esa intuición de una vergüenza, de mejillas sonrojadas por las vilezas perpetuadas, de querer huir, de querer dar pasos al frente y arrojar todo a la ventana.



¿Qué huella dejamos a nuestros hijos?

  Sé que muchos no leerán la siguiente lista de enunciados y reflexiones, pero para aquellos a los que llamé su atención, les insto a que le...