Introducción
Así como los soportes
de escritura tuvieron su evolución, desde las inscripciones en tablas de
arcilla, pasando por el papiro y pergamino para concluir en el papel elaborado
a través de los tiempos con diversos materiales; los elementos o herramientas
de escritura también tuvieron su desarrollo. En el presente documento se
realizará una escueta revisión a dichos elementos, desde el uso de las plumas
de ave, pasando por la plumilla metálica, y la estilográfica, para concluir en
el uso del bolígrafo que perdura hasta la actualidad.
Para realizar este
resumen, nos apoyaremos en el documento La escritura y lo escrito. Archivo
Histórico Provincial de Álava, editado por la Secretaría
General Técnica del Ministerio de Cultura de España. (Navas y Sainz, ¿?)
Edad Media: La escritura con plumas
de ave
Una vez que el
pergamino sustituyó al papiro, permitió además que los elementos de escritura
también cambien “debido a su lisura y consistencia, van a facilitar el empleo
de la pluma de ave”, utilizándose sobre todo la de oca por su característica de
flexibilidad, por lo tanto “más manejable y ágil”.
Para preparar la pluma
como herramienta de escritura, al igual que con el cálamo, se debía realizar
varios cortes o incisiones, primero uno largo de unos tres centímetros hasta la
punta, luego rebajarlo hasta la mitad quedando una superficie plana en la que
se hacía a su vez, un corte longitudinal de un centímetro y medio hasta la punta y se procedía a cortar los lados según el ancho de la escritura que se requería, por último se realizaba un corte oblicuo en la punta.
Es importante considerar que la pluma de ave supuso la aparición de la letra gótica libraría, que se desarrolla a partir de la letra carolina y que se extiende por toda Europa; al permitir con la flexibilidad y suavidad de la pluma, dibujar “formas angulosas con trazos gruesos y finos”.
Es importante considerar que la pluma de ave supuso la aparición de la letra gótica libraría, que se desarrolla a partir de la letra carolina y que se extiende por toda Europa; al permitir con la flexibilidad y suavidad de la pluma, dibujar “formas angulosas con trazos gruesos y finos”.
Para la ejecución de la escritura, utilizando la pluma de ave, se debió emplear tintas como material que sustente la información sobre el soporte, la más antigua de estas, data del 2600 a.C, procedente de China y elaborada con negro de humo o carbón,
mezclado con un aglutinante a base de agua y goma que difícilmente se degrada, por lo tanto es más estable que otras. Además de esta, se obtenían tintas de colores extraidas de pigmentos minerales y animales.
Edad Moderna:
el uso de plumillas
metálicas
Remontándonos al siglo
II d. C y una vez los chinos inventaron el papel a partir del uso de la seda,
fueron los árabes quienes mejoraron su fabricación y lo introdujeron en Europa
en el siglo X, empleando fibras de cáñamo, lino y algodón. Este elemento, me refiero al papel, presentaba grandes ventajas, por un lado su
fabricación fue más ágil y económica y por otro, al igual que el pergamino,
permitía utilizar ambas caras para la escritura, facilitando de esta manera el
formato de libro.
Con la introducción de
la imprenta en el siglo XV, el uso del papel se hará universal en cuanto este
permite de mejor manera soportar la impresión, mas el uso de la imprenta, no evitó que se
sigan elaborando escritos a mano, y en ese período la pluma de ave desplaza
definitivamente al cálamo, consiguiendo una letra más redondeada que es la
letra procesal, imperante en la Edad Moderna.
En el siglo XVIII,
aparece el denominado plumín de acero o palillero o pluma metálica, que imita a
la pluma de ave, con un ligero pero importante cambio: en la punta se
incorporará un “pequeño depósito que permite almacenar una gota de tinta al
introducirla en el tintero”.
Edad contemporánea: La pluma
estilográfica y el uso del bolígrafo
Desde mediados del XIX
el papel que se utilizará en varios lugares, es el elaborado con restos de
papel y con papel reciclado que ocasionan que sean de baja calidad al emplear
lejías y otros componentes para su limpieza y por ende tienen una menor vida
útil que sus predecesores de trapos.
Pero en este período
lo que sí mejora son las herramientas de escritura, “la pluma de acero,
incorpora un depósito de tinta”, con lo cual se puede prescindir del tintero y
de esta manera evitar que la tinta se riegue y tener que hacer borrones, de
esta manera, “la escritura gana mucho en limpieza”. A este instrumento se le
denomina estilográfica.
Por último, es en el
siglo XX cuando aparece el bolígrafo, mediante la colocación en la punta de la
pluma, de una bolita que se carga de tinta, la cual se desplaza por el papel,
permitiendo de esta manera escribir sin que exista la necesidad de recargar el
depósito. El bolígrafo es más cómodo rápido y además económico, por ello está vigente hasta la actualidad.
Referencias
Navas E. y Sainz J. (¿?). La
escritura y lo escrito. Archivo Histórico Provincial de Álava. Álava,
España: Secretaría General Técnica del Ministerio de Cultura.
15 de octubre de 2017