martes, 11 de mayo de 2021

¿Qué huella dejamos a nuestros hijos?

 




Sé que muchos no leerán la siguiente lista de enunciados y reflexiones, pero para aquellos a los que llamé su atención, les insto a que lean hasta el final y puedan si desean, poner algo en práctica. 

- Llevo más de 8 años usando piedra de alumbre como desodorante (casi q la misma piedra, cambié una vez porque se me rompió, más no porque se haya acabado).

- Los mismos 8 años usando copa menstrual.

- En los últimos tiempos, he comprado muy poca ropa nueva, optando mejor por la de segunda y usar mucho la que tengo (decir que en estos "pulgueros" se encuentran maravillas y a super buenos precios). 

- Uso bolsas de tela para ir al supermercado (aunque a veces las olvido o las compras revasan las que he llevado y me toca usar las plásticas 😔) 

- También bolsa de tela para el pan, pero vergüenza de mi, muchas veces la olvido también. 😔

- No recuerdo cuando fue la última vez q usé sorbete, bueno por ahí par veces que los meseros no hacían caso y me chantaban el plástiquito en el jugo. 

- Compro productos no o poco perecibles, en empaques grandes para evitar muchos viajes y basuritas. También productos en envases retornables. 

- El arroz lo compro en costal, el harina en sacos de tela y los granos y frutos secos al peso. 

- Trato de separar lo más que puedo la basura, incluso estoy haciendo ecoladrillos (cosa que es mejor que botar sin más la basura, pero que también me parece muy poco ecológico, lo mejor sería minimizar el uso de productos no degradables y de un solo uso)

- Tengo dos planchas que más las he usado para mi trabajo que para la ropa. Me parece pérdida de tiempo y energía planchar la ropa, se debería descontinuar o minimizar al máximo su uso. 

- Casi en toda mi casa hay lámparas de luz led de bajo consumo. 


Pero bueno, no todo es maravillas. Por el otro lado de la moneda:

- Tengo fijación a comprar chucherías chinas 😔☹️😢 (ahora menos) 

- Últimamente he consumido mucha comida para llevar con sus respectivos costes a la ecología,

- Paso conectada al celular y al computador, 

- La lavadora y secadora aliadas indiscutibles con su consabido consumo de agua y energía, 

- Soy medio ceguetas en la oscuridad, así que cuando voy a algún lado de casa, voy prendiendo luces. 

- Intenté usar shampoo sólido y si bien al principio me fue genial, mis alergias y tipo de piel no me permiten usar más que productos medicados 😔

- Por más que en ocasiones se me ha cruzado por la cabeza el veganismo, mis instintos más primigenios me lo impiden sobremanera (y esta si es la gran vergüenza) 


Pero a fin de cuentas estoy convencida que cada pequeño logro cuenta y que solo el hecho de tener conciencia y tratar de minimizar la huella ecológica, ya es un gran logro. Todos podemos hacer pequeños cambios, es solo cuestión de quererlo. 


Ahora estoy comprometida a inculcarle esta forma de vida a mi hijo. Y es difícil. Una de las cosas con las que más se lucha es con la resistencia de la familia, amigos y conocidos que no entienden esta forma de crianza que le quiero brindar a mi pequeño. Y creo que no la entienden justamente porque no se ha hecho ese verdadero análisis de qué planeta y sobre todo qué sociedad les estamos dejando a nuestros hijos. 


Ahora con Bebé:

- Definitivamente por todo lo positivo que conlleva, ahora somos lactancia materna exclusiva (lamentablemente al principio tomaba fórmula y biberón así que tengo algunos que espero algún rato darle a alguien que los necesite) 

- Iniciamos el uso de pañales de tela, pero el rabito gringo de "mijo" los rechazó ☹️ (espero algún rato retomarlo porque esa basura es la que más me agobia) 

- En cada cambio de pañal trato de evitar el uso de toallas húmedas y prefiero más bien agüita y manito (aunque no satanizo las toallitas, a veces son muy útiles) 

-Ha sido muy poca la ropa nueva que he comprado a bebé, igual que conmigo, he optado por ropa de segunda (no se escandalice, se lava bien y no hay problema) 

- A mi familia y amigos más cercanos les he pedido que eviten regalarle juguetes o accesorios innecesarios al bebé. A más de que mi casa es pequeña, en algún momento esos juguetes se convertirán en basura, así que si mismo le quieren dar algo, les sugiero sea de madera o en último caso ropa. Vacunas, alimentos, medicina, consultas pediátricas también nos vienen bien. Otra cosa que recibimos con mucho cariño son  juguetes o accesorios en préstamo, creo que es la mejor opción. Y eso sí, aunque no es taaaan ecológico, los libros son super más que bien aceptados 😊🤓

Finalmente, a medida que crezca, espero poder enseñarle ciertos valores de respeto a los otros, a los animales y al planeta en general, valores que me parecen primordiales para esa nueva generación de niños, sobre quienes ponemos la esperanza de que sean salvadores y mejoren el planeta. 

martes, 6 de octubre de 2020

Mi realidad con las tecnologías: una relación amor odio.

Recuerdo aún, cuando en la universidad me enfrenté por primera vez a una, por decirlo de alguna manera, verdadera biblioteca. Antes, de colegiala posiblemente debí haber tenido contacto con algo parecido, pero definitivamente no hizo mella en mí ya que no lo tengo registrado en mi memoria. Así mismo recuerdo que los profesores eran verdaderos dioses, conocedores de la verdad única y absoluta, que depositaban sobre unas mentes libres y moldeables, todo su conocimiento; conocimiento adquirido a través de años de estudio e investigación.


Estos seres merecedores de todo el respeto del alumnado, nos animaban a investigar en libros que ellos proponían y que eran parte de su cátedra. Uno como estudiante no hacía más que buscar en unas obsoletas computadoras de la biblioteca que a cada rato se colgaban, ya sea el título de la obra, o el nombre del autor, o alguna palabra clave. Si corrías con suerte, encontrabas a la primera el libro requerido, en ocasiones se debía insistir al siguiente día porque el “software” colapsaba y en otras, esperar hasta la siguiente semana ya que el libro había sido ya solicitado y prestado.


Entonces en algún momento de la línea de tiempo apareció una simpática herramienta llamada “Encarta” una, para su momento, importante e imprescindible enciclopedia digital publicada por Microsoft. Pequeña panacea para poder acceder a información con una velocidad un poco mayor que ir a la biblioteca y además un aliciente para conseguir una que otra imagen que complemente los trabajos académicos.


Para ese momento, de la Internet claro que se hablaba, si no lo tenías en casa podías ir a los café nets, que además de ser lugares donde tenías la posibilidad de acceder a esta red de comunicaciones y conectarte con el mundo digital fuera de tu entorno físico, también era una lugar muy agradable donde tomar un capuchino, comer un postre y de pronto hasta conocer a alguien interesante.


Pero la Internet no era usada, al menos en esa primigenia realidad, cómo la empleamos hoy por hoy. En principio, esta nos servía para conectarnos y comunicarnos como decíamos, en un entorno digital con personas de lugares lejanos. ¡Vaya avance! Nos sentíamos tan modernos. Pero más allá de enviar un correo electrónico o una “e-card” a familiares y amigos o perder horas conversando en tiempo real con conocidos e incluso desconocidos por messenger de hotmail, esos jóvenes que éramos no sabíamos (lo intuíamos como todos pero, no al nivel al de ahora) el potencial de esta herramienta digital y más que nada la rapidez de su evolución.


Es luego de esa primera experiencia universitaria, en que el boom de la Internet en cuanto al acceso a la información pudo ser palpable. Entonces las redes sociales que hoy conocemos, usamos y de las que somos esclavos, iniciaban de manera escueta; los juegos, los videos y una que otra página con algo de información, nos hacían perder (¿o ganar?) horas navegando en la web, no con la misma intensidad de ahora, ya que cada minuto tenía su descargo inmediato de valor monetario.

Consecuentemente, dentro de toda la tranquilidad que brinda (o brindaba) un  acceso a la información limitado, en pocos, poquísimos meses este se volvió, a mi manera de ver, insostenible. Veníamos de una realidad en la que la información era sesgada y dependía del estudio e investigación de otros cercanos a nosotros, luego pasamos por un acceso inmediato, económico y consumista (hasta ahora tengo películas y discos de música bajados sin ningún recargo, ni siquiera el costo y dolor de cabeza de algún virus informático), para después continuar en una vorágine de desproporcionada y excesiva información y lo que es peor, a una en ocasiones muy difícil de percibir, desinformación. 


En este punto es donde ese amor basado en la dependencia a las maravillas que proporciona la web, se transforma de un momento a otro, en un odio irrefrenable; justamente por ese sentimiento de dependencia a ese amante que siempre está muy por delante de uno, que parece brindarte un apoyo, pero que sin que lo notes te consumirte y además revela a otros, los secretos de su relación.


Mi reticencia personal a estas necesarias, adictivas y ya nunca dejadas de lado tecnologías, no solo va por ese sentimiento de ser un producto que se vende al mejor postor digital y que en verdad me espeluzna y harto; sino también es por lo que a la par se les dio por inventar: la obsolescencia programada. La evolución tecnológica (maravilla del Olimpo) trae consigo un mal que pronto se está saliendo de control. Mientras el ser humano busca magnificar el acceso a la información y la versatilidad de la comunicación, también pretende que se micro dimensione (¿nano dimensione?) el soporte físico que contiene los algoritmos que dan vida a este ente, lo que conlleva a una acumulación de basura tecnológica que es difícil de desintegrar, siendo uno de los factores de mayor amenaza para el medio ambiente con un alto grado de toxicidad. 


Además otro punto que también me parece de gran relevancia tomar en cuenta, es que con estos pasos agigantados y veloces a una era “non plus ultra” digital, las brechas sociales y generacionales se van ampliando abismalmente. Muchos, dentro de nuestras realidades hablamos de una completa tecnologización, de una membresía al cero papel, de una dependencia única e imponderable a las máquinas cibernéticas, pero ¿qué sucede con ese grupo de la sociedad que su condición no le ha permitido evolucionar al mismo ritmo que los que consideramos el común de la sociedad? ¿cómo y más bien, por qué buscamos sesgar a esta colectividad, sin mirar atrás y solo pensando a dónde nos lleva el desarrollo tecnológico? 


Y ¿qué ocurre con las diferencias de conocimiento tecnológico entre  los distintos grupos etarios? El aprendizaje de la era digital es diario y continuo, lo que asimilaste ayer, poco o nada te servirá dos días después, uno se vuelve rápidamente una máquina obsoleta. Te asombras al ver un niño de dos años manejando un teléfono inteligente, te admiras y celebras cómo tu hijo de diez años puede ganar más dinero que tú compartiendo información basura en línea, pero ¿acaso te detienes a mirar que dentro de esa evolución ya no estás tú?, ¿que los jóvenes y niños, futuro de nuestra raza humana, en ese futuro se verán también segregados por una comunidad de nuevos jóvenes y así seguirá la diáspora digital hacia algo que no conocemos ni imaginamos? Sinceramente es algo que en ocasiones me quita el sueño.


jueves, 24 de septiembre de 2020

Biblioteca Nacional Eugenio Espejo: la importante, la incomprendida

 Hoy fue la inauguración del nuevo lugar dispuesto para acoger a la Biblioteca Nacional del Ecuador, una colección que cuenta con libros de gran relevancia, tales como ejemplares del fondo jesuita, así como libros publicados entre los siglos XV y XVIII.

El inmueble es una muy linda construcción que en su momento fue la Capilla del Hospital Eugenio Espejo. Tiene una rica decoración de pintura mural con cenefas fitomorfas y marmoleados, su piso está compuesto por pequeñas baldosas a manera de mosaico de figuras geométricas. En el interior hay un simpático retablo de madera así como columnas y techos de igual manera fabricados con este material, no olvidemos además que a lo largo de todo el inmueble se disponen grandes ventanales. 

En cierta ocasión, por un pequeño lapso de tiempo, tuve la oportunidad de trabajar en su restauración. El sitio es muy acogedor y con gran iluminación, perfecto para lo que se venía empleando, como un lugar para encuentros, conferencias, eventos culturales...

Hoy, en medio de ese espacio, sobre ese rico piso de mosaico que fue restaurado pieza por pieza incluyendo su reintegración de color, yace un pequeño pseudo bunker, conformado por estanterías rodantes, en las cuales están dispuestos volúmenes de uno de los más importantes acervos del país. 

En un evento que no duró más de 20 y pico minutos, con la presencia de un grupo de personajes medio conocidos y otros que quien sabe quienes son, un alcalde que solo parecía de relleno y un presidente y ministro de cultura, que tomaron palabra, hablando de cualquier cosa e incongruencias que poco o nada tenían que ver con la relevancia de estos bienes documentales o el traslado y acondicionamiento al cual se vieron expuestos que sí que se debía dar razón, pasaron imágenes de la instalación de la biblioteca en una obra cascarón, una obra que tiene a futuro dos fines, o una nueva movilización de las obras luego de unos años, o una constante preocupación de que estos bienes puedan llegar a perderse o deteriorarse ya que el espacio no es idóneo para una reserva y menos documental. 

Mientras veía cómo se hacía una explicación al viento de la historicidad de los bienes documentales, (la expositora hablaba sobre un bien, el presidente posaba para la foto viendo otros) que esperemos hayan sido expuestos en esas horrendas mesas de degustación solo para la inauguración, pensaba en la respuesta que podrían dar (o lo más seguro es que no) a las siguientes dudas: para la instalación de esta reserva, ¿se contempló las precauciones necesarias para conservarlos a través del tiempo?, ¿se colocó algún tipo de lámina de protección de rayos uv en los ventanales?, ¿se previó el control del cambio de climatización que se puede dar y qué medidas se tomarían de ser el caso?,  ¿se dotó de sistemas de seguridad con extintores especializados para bienes documentales?, ¿se realizó un estudio del piso para ver si está acorde al peso y cómo hicieron el anclaje?, ¿a caso haciendo orificios en ese piso que ya hemos dicho está ricamente decorado?, ¿se aplicó algún tipo de material ignífugo en la gran cantidad de material de madera con el que está construido el interior del inmueble?, ¿se cuenta con sistema de seguridad antirrobo en tantos ventanales ?, ¿se estableció un área de conservación para intervenir en el caso de que exista un requerimiento emergente?

El manejo y salvaguarda de los bienes culturales patrimoniales va más allá de disponerlos en un lugar bonito y hacer pomba (en esta ocasión una "recatada"). Se trata sobre políticas, sobre gestión de riesgos, sobre administración de fondos a varios niveles, sobre calidad de recurso humano, sobre brindar un verdadero servicio a la comunidad a largo plazo y no solo por mostrar que algo se ha hecho por la cultura y el patrimonio. Va más allá de un peligroso y nada provechoso "yo ordeno, tú ejecutas". 

viernes, 31 de julio de 2020

Los archivos históricos, de repositorios de documentos a organizaciones social y culturalmente innovadoras


Por: Ana María Mendoza Ludeña


Tanto las instituciones públicas como privadas, entregan diversos productos y servicios que benefician en diferentes niveles a una comunidad y a su vez a un país. La evidencia de su administración, se traduce en todo el acervo documental que generan en cumplimiento de sus funciones y que conforman sus archivos de gestión. Esta documentación permite dar trámite a los requerimientos, ya sea de los usuarios o beneficiarios internos o externos, y a la vez, es fundamento de transparencia de la labor institucional. En ellos se inscribe información vital tanto para estas organizaciones, como para la sociedad que requiere de sus servicios. En el transcurso del tiempo esta documentación y su información se transforman, pasando de ser instrumentos de gestión, a ser el testimonio y constancia de las funciones institucionales.

Estas fuentes testimoniales, que conforman sus archivos históricos, conllevan una gran relevancia no solo como portadores de una historicidad institucional que permite a las organizaciones trascender, sino también como elementos para crear una identidad social, al reconocernos a través de los datos y hechos históricos que se plasman en ellos, como parte de una colectividad que se figura diversa; creando a través de este bagaje, una pluriculturalidad que en su conjunto la hace única frente a otras sociedades; sociedades que al igual, buscan investigarse, analizarse, mostrarse y verse así mismas, para posteriormente poder comprenderse.

Bajo estos parámetros, ¿es relevante intervenir con recursos técnicos, tecnológicos y sobre todo con el contingente humano profesional en los archivos históricos de estas organizaciones, para que no solo cumplan su función de repositorios de documentos, sino más bien, sean una referencia de innovación social y cultural, a través de un servicio adecuado para la colectividad? 

Para dar respuesta a esta interrogante, empecemos formulando una breve reseña acerca de cómo se dio inicio a la generación de documentos y la conformación de archivos. La creación y evolución de la escritura fueron ocasionadas por la necesidad del hombre, tanto de asentar su accionar cotidiano dentro de una sociedad en principio primitiva y por otro, por la asimismo necesidad de preservar su historia, establecida en actos y hechos que tienen conexión directa con aspectos socio-económicos generados dentro de estas sociedades. Si no existiese un registro formal de las batallas, leyes, tratados, compendios administrativos y contables, estos hubiesen requerido ser transmitidos de manera oral, con la pérdida de información que ello implica.

Estos registros, fueron plasmados en documentos reunidos y organizados para conformar lo que hoy denominamos archivos. Estos establecimientos tienen su origen en los Imperios, servían como instrumentos de control de la población y la riqueza. En un principio, los archivos y los documentos que se generaban tenían un acceso restringido, solo podían ser consultados ya sea por sus productores o por los oficiales de la administración pública. A finales del siglo XVIII, empieza a instaurarse un campo de investigación en los archivos, que luego se irá fortaleciendo durante el siglo XIX, produciéndose una revolución en los archivos, concientizándose de que la documentación es una fuente de información para el ejercicio de poder interno y externo.

Una vez asentada esta concisa exposición histórica, tomemos la idea de que los archivos, tanto los de gestión como los históricos, son el pilar en el que se desarrolla toda organización, empresa o institución, ya que sin ellos pocas o ninguna actividad o proceso se podría llevar a cabo. Recordemos que, ese estatuto de creación de la empresa, esas actas de reunión, las normativas y reglamentos, los informes técnicos que sustentan un trabajo realizado, las nóminas de empleados, las facturas ya sea de adquisición de insumos o las generadas al brindar un producto o servicio, y así un sinfín de papeles generados dentro de las funciones de estos establecimientos, son documentos que, organizados, ordenados y clasificados, conforman los archivos. Los archivos son una base fundamental tanto, para la administración pública como privada, así como para la investigación histórica de las sociedades. Estos deberían regirse bajo un marco legal, de principios y técnicas archivísticas, que les permite almacenar, conservar, administrar y difundir la información que custodian.

En Ecuador al día de hoy, posiblemente muchas de las instituciones públicas y privadas tengan o estén en la vía hacia establecer ciertos protocolos y principios para gestionar de manera correcta sus archivos con el fin de poder dar un buen servicio, pero se puede presumir que esto no ocurre en la totalidad de establecimientos, se podría pensar que aún deben existir organizaciones, que si bien pueden tener algún tipo de ordenamiento dentro de sus archivos, tal vez este no se dé bajo normas técnicas de gestión, esto, ya sea por inexperiencia, por reticencia frente a lo desconocido o simplemente porque no se encuentra un momento oportuno para reinventarse desde sus realidades. Esto ocurre sobre todo en los archivos históricos, que en ocasiones se convierten únicamente en espacios donde reposan papeles viejos que ya no sirven dentro de la administración de la empresa o institución y que corren el riesgo de tener un fin trágico, ser descartados sin un criterio archivístico.

Esta falta o escaso criterio para gestionar los archivos, acaso sea ocasionado porque los directivos o altos mandos poco se ocupan en capacitación y dotación de herramientas necesarias a sus subalternos para que se produzca esta reinvención que hemos mencionado, o quizá se dé porque los trabajadores se niegan a dar el salto y se aferran a su zona de confort de únicamente localizar y entregar documentos; sin embargo, es un hecho que si una empresa u organización no conserva y gestiona adecuadamente sus archivos, no le será fácil entregar un servicio oportuno y de calidad, así como le resultará complejo administrar, organizar y controlar su gestión. Pero a la par, lo que ocurrirá también, es que los trabajadores y directivos no lograrán identificarse con su lugar de trabajo y esto acabe en una ausencia de empatía laboral, aspecto este último necesario para poder cumplir con entusiasmo y don de servicio las funciones encomendadas.

Por ello, es fundamental que en las dependencias que manejan archivos, sobre todo aquellas que resguardan documentación histórica, se dé un verdadero proceso de reconocimiento interno sobre lo que se está custodiando, para que posteriormente este reconocimiento sea exteriorizado, con la finalidad de construir una valoración histórica, social y cultural que nos identifique dentro de una sociedad. Y ¿cómo llegamos a la construcción de esta valoración histórica, social y cultural?, pues a través del correcto manejo de la documentación que conforma los archivos históricos, entendiendo a este manejo como aquellas acciones que permitan conservar, organizar, clasificar, investigar y difundir estos acervos.

En efecto, lo que se requiere para esta transformación de los archivos, en este caso específicamente los históricos; de espacios donde reposan papeles, a organizaciones que generen a más del valor histórico, uno social y cultural; es, tanto el empleo de técnicas archivísticas y de conservación documental, así como de tecnologías que se adecúen a las necesidades de la institución y de los usuarios, y por sobre todo, de personal profesional que sepa, además de cumplir sus funciones como archivero, discernir acerca de los requerimientos de la institución, proponer mejoras en cuanto a la atención y entrega de servicio, que sepa construir relaciones internas y externas en beneficio del archivo, que trabaje con mística al momento de generar planes, programas y proyectos, en los que vincule completamente a la sociedad, logrando así generar los valores ya mencionados.

Puedo afirmar, de acuerdo a lo que nos dice la bibliografía y sobre todo por lo que me es posible rescatar de mi ejercicio profesional, que los archivos históricos junto con bibliotecas y museos, son instituciones que comparten muchas características entre sí; la principal es que todas tienen bajo su custodia un acervo o conjunto de bienes, sean estos de diversa materialidad e incluso inmateriales, los cuales son conservados, organizados, clasificados, investigados y difundidos, todo ello con la finalidad de prestar un servicio a la comunidad. Pero, mientras que los museos y, tal vez en menor grado, las bibliotecas han podido hacerse un camino y tener un reconocimiento de gran parte de la sociedad, donde el público en general de diversas edades, profesiones, condiciones socio económicas o roles sociales, acude por intereses tanto recreativos como por temas educativos y de investigación; los archivos se han quedado muy por detrás, recibiendo en sus instalaciones en la mayoría de casos, a un grupo reducido de profesionales e investigadores, logrando denotar que son lugares un tanto elitistas. Entonces conviene descifrar cuál es la falla que tienen los archivos para todavía no llegar a ser un referente a nivel del ciudadano común en su esfera social y cultural.

Los archivos históricos,  a través de los años llevan consigo la insignia de ser únicamente espacios de investigación, donde, como ocurre aun en las bibliotecas, pero ya con menor intensidad, se debe guardar silencio y realizar estudios de gran envergadura. Pero en pro del beneficio colectivo, este paradigma debe cambiar, debe darse una transformación que sea integral, consensuada y si bien es urgente, encuentro que debe llevarse a cabo lentamente para evitar acciones prematuras o apresuradas. El fin, es que los archivos puedan dejar de lado ese peso de ser accesibles únicamente a un grupo reducido de eruditos y se conviertan en lugares donde se pueda crear, recrear, vivir, experimentar y apropiarse de la identidad a distinto nivel que se puede instaurar con la información resguardada sobre sus documentos.

Los archivos históricos deben propender a garantizar un acceso de calidad a todo público sin restricción (salvo si se incurre en algún detrimento hacia el archivo y sus bienes) y ser generadores de conocimiento y experiencias, como ya hemos dicho, a distinto nivel. Estas instituciones deben abrir sus puertas a niños, adolescentes, adultos, adultos mayores, de cualquier género, etnia, posición social o condición física, tengan o no instrucción formal. Esto podrá lograrse, cautivando a estos grupos, a través de sus propios lenguajes y conocimientos. No es posible llegar de la misma manera a un niño que a un adulto, a una persona de la ciudad, como a una de áreas rurales, a un individuo con algún impedimento físico de aquel que no lo tiene.

Por ello, el hacer y el ser del personal que trabaja en archivos, debe desarrollarse de manera tal, que con las herramientas  técnicas y tecnológicas que ya sea la institución le ofrezca o que él mismo se subvencione, pueda ofrecer un servicio que vaya más allá de las funciones principales que ya hemos dicho, que el archivero logre descifrar los mejores métodos para llegar a esa parte de la sociedad que en la actualidad, son los denominados no públicos de los archivos, obteniendo ya sea su definitiva vinculación al archivo o por lo menos, que se puedan sentir beneficiarios de ciertos productos y servicios ofertados.

Es importante considerar que esta vinculación se puede generar, siempre tomando en cuenta al grupo al que se quiere llegar, a través de procesos culturales en los que se fomente, por ejemplo, la realización de debates, intercambio de criterios y la deliberación acerca de fenómenos sociales y culturales que se inscriban en los documentos de archivo, en un marco de interés común de un grupo específico. Otra forma de vinculación es la de generar material didáctico y pedagógico de fácil comprensión a través del cual se pueda argumentar acerca de momentos e hitos históricos que permitan identificarnos dentro de la sociedad. También es posible implementar técnicas sensoriales a través de las cuales se desarrolle procesos cognitivos, empleando para ello los documentos de archivo, sea aquellos inscritos en papel a través de conversatorios, narrativas, cuentacuentos, o por medio de la presentación de documentos audiovisuales que incentiven los sentidos. Las formas de llegar a los no públicos pueden ser cuantiosas, basta trabajar bajo lo que anteriormente se llamó misticismo.

Si bien, la falta de recursos, especialmente económicos, disminuye las posibilidades de promover dichos procesos culturales, lo cual restringe la acción y el alcance al que se quiera llegar dentro de los archivos, es importante tomar en cuenta que el factor principal es el recurso humano y que se puede optar ya sea por la formulación de procesos que no generen mayor coste, o en su defecto, persuadir a los directivos a que consigan los recursos necesarios para emprender en estas transformaciones. Por ello es vital que el personal que labora en estos recintos, se prepare en el ámbito en el cual trabaja y así mismo se relacione con sus pares.

Pero en ocasiones, así sea que exista dentro de los archivos históricos, tanto por parte de los directivos como de los trabajadores, ese interés por reinventarse e incluso se cuente con el apoyo económico necesario; es preciso reconocer que este tipo de emprendimientos sociales y culturales pueden tener un obstáculo mayor, que es el definitivo desinterés por parte de uno u otro grupo humano frente a estos procesos culturales que se quieran innovar. Es importante tomar en cuenta este aspecto, ya que eventualmente los archiveros nos veremos enfrentados a esta especie de prueba y error y no debemos desanimar si no más bien emplear estas experiencias negativas, para evaluar nuestro accionar y buscar otros estímulos.

En consecuencia, creo que la respuesta acerca de la relevancia de intervenir en estos espacios para que se transformen en referentes sociales y cultuales innovadores, dotándoles de los recursos necesarios, es afirmativa. ¡A por la reinvindicación e innovación de los archivos

viernes, 29 de mayo de 2020

LA TRANSFIGURACIÓN DEL PATRIMONIO DOCUMENTAL ECUATORIANO

https://www.elcomercio.com/tendencias/conservacion-archivos-historia-ecuador.html
https://www.elcomercio.com/tendencias/conservacion-archivos-historia-ecuador.html


El historiador Guillermo Bustos en su artículo “Pasado y presente de los archivos históricos en Ecuador”, publicado en la revista Procesos, hace una reseña de  estos bienes documentales a través del tiempo y comenta cómo la falta de políticas públicas ha mermado su conservación. 

Bustos nos dice que: “Desde que los países latinoamericanos iniciaron su vida como Estados independientes surgió la necesidad de organizar la información relativa a la administración pública” y que en  el Ecuador, a partir del año 1938, se “dio curso a la efectiva organización de su archivo nacional”; acota  además que Rafael Euclides, primer paleógrafo del archivo, “reconocía con crudeza (que los) ‘[…] archivos coloniales y republicanos han permanecido arrumados en húmedos sótanos […]’’, denotando con ello la falta de interés por parte del Estado ecuatoriano en la conservación de los acervos documentales. 

Según el autor,  la puesta en valor de los archivos públicos en el Ecuador es tardía en comparación con otros países latinoamericanos, lo que generó un grave problema que acrecentó  con el tiempo. Ya en los siglos XIX y XX existía una preocupación por parte de “intelectuales de todas las tendencias ideológicas” y de personajes ilustres, quienes promulgaron su malestar frente al descuido por parte del Estado en temas referentes a la  constitución de los archivos públicos.

En  su artículo, Bustos comenta que desde la creación del Archivo Nacional, este supo tomar las medidas respectivas para dar cumplimiento a su  labor de: recopilar, organizar y preservar los documentos públicos que acogía; pero argumenta que también tuvo falencias entre otras cosas, al no proyectar su espacio físico donde archivar los documentos públicos que a diario se generaban y que se continúan generando. Además nos dice que la “indiferencia estatal hacia este sector (el de archivos), la falta de recursos económicos, inobservancia del Consejo Nacional de Archivos de sus responsabilidades, (un) bajo nivel de preparación técnica en el personal […]” generó una carencia  de políticas que rijan el manejo de los archivos en el país. Por otro lado, Bustos señala que existieron instituciones tanto públicas como privadas que se plantearon la tarea de recuperar y conservar los archivos públicos. 

Finalmente, el autor nos dice que “la inexistencia de una política pública sobre el manejo de patrimonio documental, el fracaso del Consejo Nacional de Archivos en cumplir sus responsabilidades, la falta de conocimiento y estima que la sociedad y el aparato educativo tienen sobre los repositorios de la memoria”, han producido una inoperancia por parte del Estado en la conservación de los archivos documentales. 

De acuerdo a lo expuesto por el autor, es necesario que exista una política pública que norme el manejo y conservación de los bienes documentales. Actualmente el patrimonio documental ecuatoriano está en riesgo; sino se corrige las falencias, gran parte de la memoria del país se puede perder. La labor de crear políticas es una responsabilidad de todos los ecuatorianos, tanto de los profesionales de ramas afines a la archivología,  como del público en general que acude a estos recintos con la finalidad de investigar acerca de la historia del país. 

2013

Reflexiones personales acerca de la falsificación documental


La falsificación de documentos resulta un tema interesante y que se debe analizar con lupa, literalmente.

Cuando pequeños (tal vez podría depender de la sociedad en que se crece), en ocasiones uno se ve tentado sin conocimiento de causa a falsear, en principio nuestra palabra, ya que no sabemos escribir y luego también a través de la escritura. ¿Quién no se ha visto por lo menos tentado a falsificar la firma de los padres o a cambiar la calificación en la libreta de calificaciones?  Es con el tiempo que uno empieza a tomar conciencia de que este acto, en el que el fin es obtener un beneficio pero no de la mejor manera, puede ser condenado, a veces cómo un delito penal o  a veces con un mal visto de personas allegadas.

Una vez, un colega restaurador acudió a mí para pedirme que participe con él en un proyecto de intervención de bienes culturales del Estado. En ese momento yo me encontraba trabajando en una institución pública, y por ello me era imposible participar, ya que como funcionaria pública no podía ejercer otro trabajo para el Estado.

Entonces mi colega me comentó que la verdad no era que requería que trabaje directamente con él porque ya tenía conformado su equipo de trabajo, lo que necesitaba era presentar mi perfil como parte de la propuesta con la que iba a postular y para ello necesitaba únicamente mis firmas como contratista de la intervención, que luego él se haría cargo de todo y que me pagaría mensualmente por que vaya a firmar la documentación requerida. Rotundamente me negué.

Luego de un tiempo, cuando ya había olvidado todo esto, me encuentro con otra colega y me me felicita por participar en un proceso de contratación. Perpleja, le digo que yo no he participado en nada y mientras venía a mi mente incidente antes mencionado. Muy molesta averigüé sobre el tema y me encuentro con mi nombre en el proceso de contratación. ¿Cómo es posible que mi nombre figure ahí como contratista? Pues este “colega” con el que anteriormente había participado y quien, al margen, no tenía título de restaurador, debió haber tomado documentos de trabajos anteriores y falsificado mi firma.

Este incidente me molestó mucho, sobre todo porque si hubiese “ganado” me vería muy afectada y podía incluso hasta perder mi trabajo e incurrir en algún tipo de delito. Por suerte no “gané”. Luego de ello no supe de esta persona. Ahora no sé cómo actuaría frente a él y la verdad en ese momento ni pensé en hacer o no algo frente a este hecho.

Y así a través del día a día, uno se puede dar cuenta de cómo se alteran documentos, a veces se puede sentir tentado, por ejemplo cuando se requiere la firma del jefe para algún trámite y éste es muy ocupado y no tiene tiempo para uno, pero luego se recapacita y se piensa en lo que estas simples acciones pueden ocasionar.


Casos y causas de Falsedad Documental


Para el desarrollo del presente trabajo, se analizarán artículos de diarios del Ecuador, todos ellos enmarcados en la falsificación de documentos y uso de los mismos.

“Países reaccionan ante la falsificación de documentos”, señala el encabezado de un artículo escrito en diario El Tiempo, la noticia refiere acerca de un jugador de fútbol colombiano, Rinson López, quien habría falsificado sus documentos de identificación para hacerse pasar como ciudadano ecuatoriano.

López, conocido en la esfera futbolística del Ecuador, habría pertenecido a varios clubes ecuatorianos, antes de que el club El Nacional, que era “el único equipo ecuatoriano que no ha admitido extranjeros en toda su historia”, lo contrató creyendo que era ecuatoriano, sin conocer su verdadera nacionalidad, culminando así con una tradición de 53 años.

La Federación Ecuatoriana de Fútbol FEF, sancionó al jugador tan solo con seis meses de suspensión, por presentar documentación alterada, esto ya que el jugador pidió disculpas públicas por el hecho cometido y  tal como lo menciona el diario El Telégrafo en su artículo “López y Moreno, sancionados; González y Araujo en investigaciones por falsificar documentos”, el futbolista colaboró con la investigación.

El deportista comentó que “había personas que me querían ayudar pero me ayudaron de la manera incorrecta. Me sacaron ese documento y ahora me doy cuenta de que podía nacionalizarme tranquilamente”.


Otro caso de falsificación de documentos es el recabado en el diario El Telégrafo en su artículo “Falsos certificados de salud eran comercializados de $ 5 a $ 7”. En este se menciona la detención de seis personas que presuntamente se dedicaban a la falsificación de certificados médicos. Estos certificados, eran comercializados en una de las paradas de autobús en los Distritos Florida y Portete de la ciudad de Guayaquil. Irónicamente dicha parada se encontraba junto a la Unidad de Vigilancia Comunitaria del sector. Los presuntos falsarios se acercaban a personas que detectaban no eran de la zona y ofrecían los documentos, en el caso de necesidad de faltar al trabajo o si los solicitaban para ingresar a laborar en alguna institución.

Tras un mes de investigación se pudo establecer el hecho y agentes realizaron allanamientos en tres domicilios, en los que se decomisaron certificados médicos con logos del Ministerio de Salud Pública, así como equipos y material para efectuar el delito: “tres máquinas de escribir, una máquina plastificadora, un arma tipo cartuchera doble cañón de fabricación nacional, ocho celulares de los cuales uno estaba reportado como robado, dos placas de metal antibala”.

El costo de venta de estos certificados falsos era de entre $5 y $7, otra ironía ya que la documentación original es gratuita claro está siempre y cuando se haga la evaluación de la persona que requiera de dicho certificado.

Los detenidos quedaron con prisión preventiva, se les acusó de delito de asociación ilícita tipificado y se les sancionó con pena privativa de libertad de tres a cinco años.


Un tercer caso es el mencionado en el artículo “Hasta 7 años de cárcel para quienes inscribieron títulos falsos” del diario Metro, escrito a inicios del 2016 y que refiere a la investigación llevada a cabo sobre la inscripción de títulos falsos en la Secretaría Nacional de Educación Superior Ciencia y Tecnología (Senescyt), investigación llevada a cabo desde octubre de 2015.

De acuerdo a declaraciones del director de dicha Secretaría, René Ramírez, se identificaron “ataques de hackers en octubre y descubrieron que había inscripciones de títulos irregulares”, luego de lo cual se contactaron con las universidades en las que se presentaban inconsistencias en 366 títulos.

Galo Chiriboga, fiscal de la Nación de ese entonces, acotó que existen dos consecuencias penales en este caso, por una lado la falsificación y uso de documentos falsos y por otra el ejercicio ilegal de la profesión, las cuales tienen una pena de 5 a 7 años de prisión y seis a un año de cárcel respectivamente.


Por último, en el diario El Tiempo se puede leer el artículo “Cae presunta red delictiva que operaba en la ANT”, el mismo que establece a grosso modo las intervenciones realizadas alrededor de varias provincias del Ecuador.

Dentro del operativo se realizaron 48 allanamientos que dejaron 51 detenidos, entre los que figuraban 25 funcionarios de la Agencia Nacional de Tránsito, de los Gobiernos Autónomos Descentralizados y de la Comisión de Tránsito del Ecuador, así como también 22 tramitadores y 4 policías en servicio activo.

César Navas, Ministro del Interior, anunció que a través de una investigación efectuada a agentes de la Dirección General de Inteligencia DGI, que duró seis meses, “se logró identificar a organizaciones que ofrecían servicios ilícitos como: aumento de frecuencias de transportes interprovinciales, obtención de licencias profesionales, cambio de categorías de licencias, recuperación de puntos en licencias de conducir, matriculación de vehículos y otros trámites para la obtención de documentos habilitantes en materia de tránsito.”. Esta investigación puso al descubierto que los involucrados en este acto delictivo, obligaban a sus víctimas a pagar desde 125 hasta 30.000 dólares por cada trámite realizado.”

En la página web de la policía del Ecuador, a diciembre de 2017, se establece que “los detenidos fueron puestos a órdenes de la autoridad competente a fin de determinar su culpabilidad y las evidencias se encuentran bajo cadena de custodia; sin embargo, se continúa con las investigaciones para esclarecer los hechos”.


Una vez analizados los presentes artículos, se puede concluir que existen diversos tipos de estafas a través de la falsificación de documentos y/o su uso, que afectan en más o en menos, a una o varias personas. En ocasiones esta falsificación o más bien el uso de estos documentos tal vez no sea algo trascendental y también puede ser por falta de conocimiento de la persona que está llevando a cabo el delito, pero en el caso de las personas que realizan la falsificación y que además forman parte de una organización delictiva, considero debe caerles todo el peso de la ley, ya que por un lado lucran con su delito y por otro involucran a otras personas a cometer una infracción que en ocasiones puede ser muy grave, como lo es algo que frecuentemente ocurre en el país y es que funcionarios públicos otorguen documentos a personas incompetentes, tal es el caso de individuos que obtienen licencia de conducir para buses, cuando no cumplen con el necesario perfil ni profesional, ni psicológico y acontecen continuamente hechos lamentables en las vías.

En el caso del futbolista, se cometió alteración de la documentación de identificación; en el de los certificados de salud, alteración y suposición; en el de los títulos falsos, alteración y/o simulación; y en el de la red delictiva de falsificación de documentos de la Agencia Nacional de Tránsito, alteración y suposición.

Referencia bibliográfica






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