..... que al menos así no quedan tantas lacras.
De que manera tan futil la vida me pone en frente a tan agreste metáfora.
Mi brazo lacerado por la fricción de la tierra a una velocidad proporcionalmente variada; mientras mi corazón desgarrándose por diversas variaciones proporcionales. Ambos duelen y en el intento de socorrerme no veo más que arrancar la sangre coagulada y seca, así como también arrancar lo malo que mi mente crea (recuerdos, añoranzas, ilusiones), sin darme cuenta que así el dolor se agrava.
Entonces me detengo y dejo que poco a poco, poquísimo, estas se desprendan solas; volviéndose esto un poco molesto. Pero al fin las del brazo ya han caído, ahora la piel nueva rosácea me recuerda el dolor que sentí en algún momento y ni este ni las lacras negras están, con el tiempo estas nuevas carnes volverán a su color normal.
Algo similar de seguro ocurrirá con mi mente/corazón, en algún instante las dudas y remordimientos que me aquejan y me allanan se irán, quedando ciertas cicatrices que son como recuerdo de lo pasado, pero ya sin ese maldito dolor.
El problema está en la transición, si debí esperar días para que las laceraciones del brazo curen, cuanto esperar para que las de la mente/corazón se desprendan y desaparezcan??? Cuánto!!!!!!
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