El estar y no estar.
Esa ambigüedad de cambios fortuitos,
que enciende y estremece mi piel.
Hoy estoy.
Al menos eso parece,
aunque al atardecer simplemente me fui.
Cambios, cambios, cambios.
Pero inconclusamente al final del día soy yo,
esa mujer desnuda, silente, breve;
que quiere arrancar alegrías a su interior.
Que harás Ana para satisfacer a tus promesas?
Pues nada.
Vivir sin arriesgarte a despertar,
mantenerte en el ensueño de las encantadoras notas de felicidad
que hoy por hoy te abruman.
Y si en algún momento despiertas?
Que se me acabe la vida!
Que se me dispare el corazón!
Porque si llego a desperar no sé si lo resistiré.
Hoy me fui, cómo cada día.
Es como saltar de un aquí a un allá sin querer tropezar
y de pronto verte disgustada,
desajando el disfraz de pétalos de margarita.
Hoy me fui, pero ya estoy de vuelta, sana y salva.
martes, 23 de octubre de 2012
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