viernes, 28 de noviembre de 2014

Muséalo todo...

Qué es museable? Q no es museable? Cual es el límite de lo museable? Existe un límite?
Hoy por hoy el museo se ha convertido en un espacio ya no solo para un grupo de individuos "vip", sino que la sociedad en general (incluidos también los importantes ), se ha empoderado de estos espacios y por esta razón, los museos se deben a ellos. La prioridad de sus funciones también han ido desarrollándose en base a las necesidades y exigencias del público consumidor.
Y estas necesidades y exigencias también se van transformando con el tiempo. La sociedad direcciona que objetos quiere ver-conocer, que historia quiere contar y como quiere contarla; y además que no quiere ver, que quiere ocultar (tema para otro debate); entonces el museo se convierte en el portavoz de lo que sus usuarios quieren conocer y dar a conocer al resto (otro tema a debatir, la identidad).
La globalización y la mundialización, entendiéndolas, la primera netamente en el ámbito de mercado y capital económico y la segunda en aspectos de sociedad y cultura,  junto con las TIC,  han permitido acortar distancias, atravesar obstáculos (podríamos citar el lenguaje), acceder, aprender, aprehender y disfrutar de espacios, sitios y lugares lejanos.  Entonces, lo que la sociedad actual quiere ver y mostrar,  no es lo mismo que quiso ver y mostrar la sociedad, sin ir muy lejos, de fines del siglo pasado. 
Las interrogantes son varias: que es lo que ahora la gente, el ciudadano del mundo quiere ver y mostrar? Qué objetos vamos a presentar como gestores culturales y portavoces de la historia? Hasta que punto podemos mostrar un objeto vano (objetos de la cotidianidad) junto a una obra del artista de turno? Cómo debemos concatenarlo? Cómo debemos tamizar q exhibir y q no? Quién nos da la potestad de decidir que se cuenta y cómo se cuenta?

jueves, 20 de noviembre de 2014

Conservación de bienes culturales: plan y gestión

En los "espacios de la memoria" (museos, sitios arqueológicos, bibliotecas, archivos, entre otros),  la conservación de los bienes culturales se la debe manejar de forma transversal, siendo competencia de todas las áreas que conforman una u otra institución. 
Más allá de conocer las técnicas de conservación o restauración, lo cual es imperativo, por parte de todo el equipo de un museo, sitios arqueológicos, biblioteca o archivo a varios niveles dependiendo de sus cargos y funciones, lo que se debe plantear son propuestas macro que permitan alcanzar todas las metas de cada sitio.
Y como una de las metas de estos espacios de la memoria, es la salvaguarda y puesta en valor de sus colecciones, obras, objetos, bienes culturales en fin, habría que preguntarse: ¿Exactamente qué protegemos, de qué protegemos y cómo las protegemos?. Estas interrogantes permitirían generar planes y proyectos que ya sea a corto, mediano o largo plazo posibiliten el alcanzar dichas metas.  
Sería interesante que desde estos espacios se generen por ejemplo planes de gestión de riesgos, dentro de los cuales se esbocen diversas estrategias de  salvaguarda de los bienes; y sería aún más interesante que estas estrategias o el interés por diseñarlas, nazca desde los GADS y desde el Estado, de acuerdo a los lineamientos que den tanto los encargados de los organismos culturales como la comunidad que es para quien a fin de cuenta existen estos lugares.
Antes de plantear estrategias para la salvaguarda de los bienes culturales, se debe tener en claro ciertas definiciones tales como: riesgo, accidente, incidente, amenaza, vulnerabilidad, prevención, gestión de riesgos, entre otras. El conocer estos términos nos permitirá saber a qué nos enfrentamos en el momento de proponer uno u otro plan de acuerdo a nuestras necesidades.
A continuación presento los pasos  de un modelo metodológico que puede servir para elaborar planes de gestión de riesgos de bienes culturales en general.
MODELO METODOLÓGICO PARA IMPLEMENTACIÓN DE UN PLAN DE GESTIÓN DE RIESGOS
Un modelo metodológico no es más que el conjunto de normas y procedimientos básicos de actuación ante un factor de deterioro o amenaza, que debe tener en cuenta las la toma de decisiones, los procedimientos técnicos y a la sociedad. La metodología permitirá conocer de manera didáctica las medidas de prevención para reducir y/o mitigar el riesgo, no sólo sobre los objetos, si no sobre sus contenedores (museos, iglesias, bibliotecas, archivos, etc), así como del personal encargado y los usuarios. Los pasos a seguir dentro del modelo metodológico son:
1. Establecer el contexto. Definir los alcances y objetivos del plan.
2. Identificar, analizar y evaluar los riesgos
3. Establecer recursos
4. Aplicar medidas emergentes
5. Ejecutar planes de control de riesgos
6. Analizar la posibilidad de tratamientos directos en los bienes
7. Evaluación del plan
8. Monitoreo y difusión
Bibliografía
  • Meden, Susana. 2005 Conservación Preventiva: plan y gestión. Buenos Aires: Pontificia Universidad Católica de Argentina.
  • Ander Egg, Ezequiel y Aguilar María José. 1989. Cómo elaborar un proyecto: Guía para diseñar proyectos sociales y culturales. Buenos Aires: Talleres Gráficos Litodar
  • ICCROM. 2009. Manual de gestión de riesgos de colecciones. Roma: ICCROM.  http://unesdoc.unesco.org/images/0018/001862/186240s.pdf

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Espacios de la memoria

Se tiene claro que los museos, sitios arqueológicos, bibliotecas y archivos (y hoy por hoy también otros sitios), son los lugares donde se cuenta la historia y por ende son el hogar, en el doble sentido de la palabra, de la memoria social. Bajo esta premisa, ¿cómo se puede plantear una sinergia entre los distintos espacios de memoria? ¿qué medidas se pueden tomar para que exista una manera de simbiosis que permita contar la historia en conjunto y no segregada?
Desde mi punto de vista lo primero que se debe hacer (y que al parecer desde hace tiempos se quiere hacer en el Ecuador, pero que hasta ahora no se llega a ver una luz), es la conformación de los sistemas y redes; así, cada red y sistema se relacione con los otros y se pueda formar una especie de "organismo vivo", que se nutra, se desarrolle, sea interactivo, se reproduzca y se transforme) de espacios de la memoria.

La interdisciplina como pieza clave para la gestión de museos

Un museo se forma de la colección de piezas museables (llámense artefactos, objetos, obras, cosas o cómo quieran llamarse), del espacio donde se encuentran dispuestas las mismas y, no menos importante, del personal que está a cargo. 
Las colecciones pueden variar en cuanto a su naturaleza, origen o utilidad y pueden formarse de una mínima o extensa cantidad. Por su lado el inmueble donde se encuentra el museo puede ser grande o pequeño, moderno o antiguo, público o privado. Pero qué sucede con el personal de los museos?
Al igual que el continente y el contenido de un museo, el o los individuos que están a cargo de este, también pueden tener diferentes características que se forjen de acuerdo a las necesidades de cada sitio. Lo importante bajo mi consideración es que exista un equipo de trabajo integral. El museo no solo se conforma de colecciones y el museógrafo o museólogo. La gestión del museo comprende desde el personal de limpieza, el personal de seguridad, el administrador del inmueble, el curador, el restaurador, el equipo de diseñadores gráficos y multimedia,  los comunicadores y businessmen que vendan el producto museo, en fin... 
De acuerdo al origen, naturaleza y posibilidades de un museo,  se puede ir armando un equipo interdisciplinario. Pero no un equipo formado de buenas intensiones, en el cual a una sola persona se le encomiendan actividades varias y que deba forjarse bajo el lema de "ensayo y error". 
Lo que se requiere es, aún cuando nos implique un costo, o conformar un equipo de profesionales, que en el país sí los hay, o capacitar continuamente al personal con el que ya contamos en temas relacionados al museo, de acuerdo a sus habilidades. Como ya lo he mencionado, cualquiera de las dos opciones (personalmente sugiero que más conveniente es la primera) implican un gasto, que debe verse más bien como una inversión.

martes, 11 de noviembre de 2014

Pura palabrería con té

Acudo a ti dispuesta a ser. 
A forjarme (formatearme), desamarrarme de unos pocos temores (no todos)  y gravitar. 

Casi doce horas seguidas tecleando frente a la com-PUTA-dora y el tic del ojo se empieza a agudizar. Qué decir de la yema de los dedos y el escafoide de cada muñeca.

Mañana en la mañana, mañanísima madrugada, inicia un nuevo ciclo. "El fin justifica los medios" me oigo decir con esa vocecilla interna y desubicada, mientras la otra le censura por tanta falta de sutileza en el pensar.

Pero antes de transportarme al día siguiente del día pasado, pienso en concluir. Ahora. En este preciso momento. En este microsegundo. Que estas sean las últimas palabras. Pero entonces, qué sentido tiene haber iniciado esta amalgama de ideas y sentimientos? 

Abatida por un gran y pomposo séquito de dudas, me dispongo a soltarme de espaldas al abismo imaginario y dejarme caer. Lanzo monedas (también imaginarias) al cielo (también imaginario) a ver si alguna de ellas me ayuda a elegir; y, mientras la última resuena en su descenso, el sueño se va apoderando de las venitas ya enrojecidas de los ojos y de las neuróticas neuronas que sollozan por descanso.

Así que nada. Para variar un poco (usando la ironía en esta expresión), al fin de cuentas no me supe decidir. 

¿Qué huella dejamos a nuestros hijos?

  Sé que muchos no leerán la siguiente lista de enunciados y reflexiones, pero para aquellos a los que llamé su atención, les insto a que le...