martes, 9 de julio de 2019

Herramientas de escritura. De las plumas de ave al bolígrafo



Introducción

Así como los soportes de escritura tuvieron su evolución, desde las inscripciones en tablas de arcilla, pasando por el papiro y pergamino para concluir en el papel elaborado a través de los tiempos con diversos materiales; los elementos o herramientas de escritura también tuvieron su desarrollo. En el presente documento se realizará una escueta revisión a dichos elementos, desde el uso de las plumas de ave, pasando por la plumilla metálica, y la estilográfica, para concluir en el uso del bolígrafo que perdura hasta la actualidad.
Para realizar este resumen, nos apoyaremos en el documento La escritura y lo escrito. Archivo Histórico Provincial de Álava,  editado por la Secretaría General Técnica del Ministerio de Cultura de España. (Navas y Sainz, ¿?)

Edad Media: La escritura con plumas de ave

Una vez que el pergamino sustituyó al papiro, permitió además que los elementos de escritura también cambien “debido a su lisura y consistencia, van a facilitar el empleo de la pluma de ave”, utilizándose sobre todo la de oca por su característica de flexibilidad, por lo tanto “más manejable y ágil”.
Para preparar la pluma como herramienta de escritura, al igual que con el cálamo, se debía realizar varios cortes o incisiones, primero uno largo de unos tres centímetros hasta la punta, luego rebajarlo hasta la mitad quedando una superficie plana en la que se hacía a su vez, un corte longitudinal de un centímetro y medio hasta la punta y se procedía a cortar los lados según el ancho de la escritura que se requería, por último se realizaba un corte oblicuo en la punta.
Es importante considerar que la pluma de ave supuso la aparición de la letra gótica libraría, que se desarrolla a partir de la letra carolina y que se extiende por toda Europa; al permitir con la flexibilidad y suavidad de la pluma, dibujar “formas angulosas con trazos gruesos y finos”.
Para la ejecución de la escritura, utilizando la pluma de ave, se debió emplear tintas como material que sustente la información sobre el soporte, la más antigua de estas, data del 2600 a.C, procedente de China y elaborada con negro de humo o carbón, mezclado con un aglutinante a base de agua y goma que difícilmente se degrada, por lo tanto es más estable que otras. Además de esta, se obtenían tintas de colores extraidas de pigmentos minerales y animales. 

Edad Moderna: el uso de plumillas metálicas

Remontándonos al siglo II d. C y una vez los chinos inventaron el papel a partir del uso de la seda, fueron los árabes quienes mejoraron su fabricación y lo introdujeron en Europa en el siglo X, empleando fibras de cáñamo, lino y algodón. Este elemento, me refiero al papel, presentaba grandes ventajas, por un lado su fabricación fue más ágil y económica y por otro, al igual que el pergamino, permitía utilizar ambas caras para la escritura, facilitando de esta manera el formato de libro.
Con la introducción de la imprenta en el siglo XV, el uso del papel se hará universal en cuanto este permite de mejor manera soportar la impresión, mas el uso de la imprenta, no evitó que se sigan elaborando escritos a mano, y en ese período la pluma de ave desplaza definitivamente al cálamo, consiguiendo una letra más redondeada que es la letra procesal, imperante en la Edad Moderna.
En el siglo XVIII, aparece el denominado plumín de acero o palillero o pluma metálica, que imita a la pluma de ave, con un ligero pero importante cambio: en la punta se incorporará un “pequeño depósito que permite almacenar una gota de tinta al introducirla en el tintero”.

Edad contemporánea: La pluma estilográfica y el uso del bolígrafo

Desde mediados del XIX el papel que se utilizará en varios lugares, es el elaborado con restos de papel y con papel reciclado que ocasionan que sean de baja calidad al emplear lejías y otros componentes para su limpieza y por ende tienen una menor vida útil que sus predecesores de trapos.
Pero en este período lo que sí mejora son las herramientas de escritura, “la pluma de acero, incorpora un depósito de tinta”, con lo cual se puede prescindir del tintero y de esta manera evitar que la tinta se riegue y tener que hacer borrones, de esta manera, “la escritura gana mucho en limpieza”. A este instrumento se le denomina estilográfica.
Por último, es en el siglo XX cuando aparece el bolígrafo, mediante la colocación en la punta de la pluma, de una bolita que se carga de tinta, la cual se desplaza por el papel, permitiendo de esta manera escribir sin que exista la necesidad de recargar el depósito. El bolígrafo es más cómodo rápido y además económico, por ello está vigente hasta la actualidad.

Referencias

Navas E. y Sainz J. (¿?). La escritura y lo escrito. Archivo Histórico Provincial de Álava. Álava, España: Secretaría General Técnica del Ministerio de Cultura.


15 de octubre de 2017

2 comentarios:

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