No lo dejes desangrarse, no lo arrojes contra el viento, no lo revientes, no te ensucies las manos con sus entrañas, no lo mengues.
No lo quemes, no lo distraigas de sus latidos, no lo apedrees, no le tengas lástima, no dejes que se apague, no te burles de él.
No me lo pidas prestado, no lo hurtes y luego lo dejes desprolijo, no te rias de su desgracia de latir insensato, no lo dejes ser corriente.
No lo mines, guárdalo como un obsequio, regrésamelo, devuélvemelo.... entonces valóralo, no lo disgrégues, no lo trates como mierda, no lo sangres.
Transita junto a él, síguelo sin preguntar, permite que te persiga, no lo introduzcas al abismo, no lo malgastes, no me lo quiebres, no lo quemes.
Añóralo, cuidalo, déjalo ser, léelo, compréndelo, no lo desarmes, ayúdalo, sujétalo, quiérelo, gózalo, protégelo, no lo mires con rabia, y sobre todo no lo asustes.
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