EL MUSEO: PIEDRA ANGULAR DEL DESARROLLO DE LA IDENTIDAD CULTURAL
Sol ardiente de Junio Frederic Leighton |
INTRODUCCIÓN
¿Está la sociedad preparada y más bien dispuesta a relacionarse e interactuar con las innovaciones planteadas hoy por hoy en la gestión de museos? ¿Cómo se difunde la cultura hoy en día? ¿Qué importancia tienen la tecnología y los medios de comunicación en cuanto a la puesta en valor de la identidad cultural?
Para poder contestar o por lo menos tratar de contestar las inquietudes expuestas, primero realizaremos un breve recorrido por las etapas históricas más relevantes de los museos, desde su concepción en la etimología grecolatina museion, que significa el templo de las musas; hasta las ideologías actuales, que si bien han cambiado la mirada del colectivo hacia el museo, ha mantenido la esencia filosófica de éste como tal.
Por otro lado estableceremos la importancia del museo como una institución que abarca, conserva y difunde la cultura; nos adentraremos en la significación de cultura en sí, y reflexionaremos cómo ésta es un reflejo de la identidad de un pueblo. Se planteará la idea de que el museo a más de ser un lugar que acoge la historia del ser humano y su entorno, acoge también a éste y se presenta como un espejo de su realidad.
A continuación fijaremos algunas de las herramientas que se utilizan hoy en día para difundir la cultura, veremos cómo la comunicación es el puente que permite conservar y propagar la memoria de un pueblo, su identidad. Indagaremos que influencia tiene para bien o para mal las facilidades de comunicación que actualmente brinda esta nueva era de la museología.
Por último reuniremos ciertas conclusiones y sugerencias a tomar en cuenta para una gestión de museos renovada en la que prime la idea de museo como centro de aprendizaje sobre la idea de museo como contenedor de colecciones.
EL MUSEO Y SU HISTORIA
En el siglo IV a.C., cuando el mundo griego comenzó a fusionarse con el romano formando el período helenístico, los romanos quisieron conservar las expresiones artísticas de la antigua Grecia y se abastecieron de esculturas, reliquias, monumentos de este pueblo, los cuales “comenzaron a ser mostrados en la plaza pública como patrimonio de Roma”
Es en esta época que nace el vocablo museion, que etimológicamente significa “templo de las musas”, quienes eran deidades que habitaban el Parnaso y protegían las ciencias y las artes liberales, especialmente la poesía. En este templo se guardaba culto a dichas deidades, se buscaba en esencia la Verdad y la diosa Mnemósine, diosa de la Memoria era la principal, la cual se la presenta como la diosa madre de la futura institución.
Posteriormente, fueron las abadías y monasterios los contenedores de las expresiones artísticas, de la cultura de los pueblos; la acumulación de obras en las iglesias, las convertían en verdaderos museos públicos. Si bien las obras de arte religioso se produjeron como herramienta de evangelización y muchas de ellas no estaban planteadas para ser originales sino cumplían con ciertos cánones, no se puede desmerecer la calidad artística y más aún la evidencia de una identidad cultural.
El emperador Napoleón fue un importante mecenas en la Europa del siglo XVIII, en su afán de conquistar pueblos, no solo arrasaba con éstos, sino que les arrebataba parte de sí, les despojaba de su arte, su cultura, y fue así como se convirtió en uno de los más grandes coleccionistas de libros y arte de la historia. Fueron las campañas napoleónicas quienes originaron la egiptología y la arqueología, gracias a éstas hoy en día podemos disfrutar de la historia de pueblos que pudieron quedar olvidados y perdidos entre las continuas batallas del mundo.
Para el siglo XIX “el Romanticismo propiciaba el ingreso de los usos, costumbres y tradiciones de los pueblos como fundamento de los nacientes nacionalismos y como motivos de interés y estudio: como consecuencia, aparecían los primeros museos de objetos folklóricos en América”.(ILAM, 1999). Fue desde entonces que el museo cómo institución ya no abarcaba solo frías colecciones de arte, sino que empezó a generar espacios de expresión donde se exponía material etnográfico que hablaba explícitamente de los pueblos y sus costumbres.
En la era actual, la “institución” museo va más allá de ser un mero contenedor de colecciones artísticas y expresiones folklóricas, es ahora un espacio de aprendizaje; ya no solo se va al museo a deleitarse con obras excepcionales ni a admirar la grandeza de los maestros de la pintura o escultura, el museo se abre paso a una nueva ideología en la que impera la recepción del mensaje, la interacción con lo expuesto, el aprender y aprehender de la cultura, y no solo la parsimoniosa contemplación de obras patinadas por el tiempo.
LA INSTITUCIÓN MUSEO Y SU RELACIÓN CON LA IDENTIDAD CULTURAL
El Consejo Internacional de Museos ICOM, describe al museo como una “institución permanente, sin fines de lucro, al servicio de la sociedad y abierta al público, que adquiere, conserva, estudia, expone y difunde el patrimonio material e inmaterial de la humanidad con fines de estudio, educación y recreo.”
Si seguimos la línea planteada por el ICOM, percibiremos a los museos como fuentes generadoras de conocimiento, de apropiación de la cultura. La palabra cultura, describe varios aspectos de una sociedad y es pieza clave de su identidad. La concepción de nuevo museo dista del concepto tradicional que lo asociaba con la tricotomía edificio-colección-público, y lo relaciona más bien con la idea de museo como territorio-patrimonio-comunidad
Es necesario en este punto regular y más bien cambiar las ideas pasadas y obsoletas, que ven al museo como un espacio elitista, distante e impasible. El concepto de nuevo museo rompe con la idea antigua o tradicional de museo y plasma una nueva cosmovisión en la que al contrario de tiempos pasados el alma del museo era la colección, ahora el corazón, la fuerza, el centro del museo es la relación que su público tiene con la colección.
Esto nos ayuda a entender la idea de identidad cultural, que no es más que el “sentido de pertenencia a un grupo social con el cual se comparten rasgos culturales, como costumbres, valores y creencias. La identidad no es un concepto fijo, sino que se recrea individual y colectivamente y se alimenta de forma continua de la influencia exterior.”
La identidad cultural es cómo el otro nos ve, en ciertas ocasiones para uno puede pasar desapercibido ya que se lo ve como algo normal, algo del cotidiano, pero que desde fuera nos identifica y diferencia de otras sociedades. Por ello es importante su conservación y su difusión aspectos que se potencian dentro de las instituciones museísticas.
LAS TIC Y OTRAS FORMAS DE COMUNICACIÓN EN LOS MUSEOS.
Como ya hemos planteado la forma de ver al museo ha dado un cambio drástico a lo largo de la historia y es por ello que éste debe hacerse de nuevas herramientas para la difusión y conservación de su acervo. Es más, ya no debería hablarse solo de difusión, ya que esto implicaría tan solo una transmisión, el extender una información, el divulgar una un pensamiento; se debería plantear más bien una idea de comunicación, en la que se evidencia una retroalimentación; que se exprese en una relación entre un comunicador y un receptor que interactúan y cambian roles, y el mensaje.
Los museos en la actualidad se benefician de los adelantos tecnológicos, no hablamos solamente de las tecnologías de información y comunicación TIC, sino también las herramientas lúdicas que se pueden presentar en los museos. En la ciudad de Quito existen varios museos que han optado por la implementación y uso de artefactos interactivos que llaman la atención del público y hacen más fácil de procesar la información, entre ellos está el Museo del agua Yaku, el Museo Interactivo de Ciencias, el Mundo Juvenil, el Museo Alberto Caamaño con su sala para no videntes, entre otros; en los cuales el público puede aprender de una forma interactiva que permite acceder al conocimiento y más allá a la valoración de la identidad cultural, se procesa de mejor manera la información cuando se la plantea como una vivencia más allá de una simple y frugal guía por corredores.
Las Tic también se han convertido en una pieza clave para la puesta en valor de la identidad cultural. Estas nos acercan a lugares alejados y con ello nos permite conocer otras culturas y así valorar la propia. Un Museo de Louvre, o el de Praga ya no son someras ideas distantes que se veían en libros o que eran contadas por familiares que tuvieron la oportunidad de viajar; éstos ahora se presentan al alcance de un clic. Los museos virtuales están pasando de ser una innovación o un lujo, a una necesidad, un desarrollo de la sociedad.
Pero no todo es perfecto en este proyecto de comunicación, hay que tener en cuenta también la calidad de la información que queremos comunicar y los métodos a utilizar, esta herramienta puede convertirse en un arma en manos torpes si no se la sabe canalizar. No todo es museable, no todo tiene un carácter de identidad cultural positiva, y cuando no medimos lo que expresamos y entregamos al público podemos caer en una desvalorización de lo que somos como sociedad y transmitirlo hacia el otro, hacia el que nos ve desde fuera.
Por ello es importante identificar lo que queremos comunicar, cómo lo vamos a hacer y adelantarnos hacia el futuro, plantearnos si lo que vamos a comunicar va a generar un enriquecimiento como sociedad o simplemente es una superflua politización de la información.
LA DECISIÓN DE CAMBIO Y SU VALOR
En conclusión podemos ratificar la necesidad de cambiar, de reconstruir, de innovar en la gestión museal; no es posible que en el mundo actual continuemos viendo al museo como la institución de antaño, ese lugar frío, en ciertas oportunidades aburrido, muerto; que se compone de objetos inanimados y distantes.
Hoy por hoy el museo es una expresión que va más allá de un contenedor y un contenido, es la interacción, el aprendizaje, el experimentar vivencias dentro de él y llevarlo a nuestra vida cotidiana. La idea de exaltación a la musa Mnemósine, es decir a la memoria, continúa, ese es el punto principal, no olvidar, no desvalorizar la identidad cultural, hacerla propia y traspasarla a propios y extraños.
La forma de construir una sociedad con identidad propia es conservar sus expresiones culturales, comunicarlas con sentido y hacerlas una experiencia de vida.
Bibliografía
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