No es a ti a quien yo extraño,
ni son tus besos los que me hacen falta,
no son tus caricias las que espero en el alba,
ni tu protección la que quiero cuando caigo.
No son tus conversaciones las que extraño,
ni es tu voz la que a tientas busco en la oscuridad,
no son tus miradas con las que quisiera perderme,
ni es tu aroma la que aguardo sobre mi almohada.
Solo extraño los besos de cariño en general,
las caricias reposadas en mi piel,
unas manos entrelazando a las mías.
Solo extraño quien me escuche y a quien pueda escuchar,
una gruesa voz que me erice el cuerpo entero,
unos ojos que se pierdan en los míos,
un olor que se quede a dormir entre mis brazos.
Cómo puedes darte cuenta,
al final te he superado,
ya te he olvidado,
lo que aún no logro vencer,
es ese terrible miedo a la soledad.
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