Contando con el privilegio mental de poder por instantes olvidarte, me resuelvo indiferente y cometo felonía, mas pasan las horas de la madrugada y el rechazo de mi corazón a tales eventos es notoriamente apreciable.
Sigo trasladando mis sentimientos al precipicio; ese que se permite oscuro, malicioso, y me corroe, me envilece. Dejo a tras la calma de la exquisita monotonía que en contadas ocasiones me ató de manos y pies y me despojó de lo que antes fui.
Ahora regreso... soy lo que fui o eso intento, que sí es lo mejor? Ya que!
Esperé no volver, quise mantenerme intacta y aún me lo propongo, pero esto de perder y martillantemente seguir perdiendo me empuja a aferrarme de algo que aunque sea irreal, por lo menos es.
Podrías alcanzarme, podrías sujetar mi mano y no permitir que desaparezca; pero no quieres y te entiendo....
Ahora solo me queda llenar mis pulmones, contener la respiración y lanzarme, huir a ese dulce infierno de volver a ser perversa.
Rescátame por favor!
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