Te esfuerzas por salir, por desatar los imaginarios nudos que has impuesto a tú alma, quieres dejar de pensar y en el intento vano te arrojas al porvenir que se vislumbra parcialmente nublado. No comprendes que sucede, que fue lo que pasó, piensas estar mejor, buscas estar mejor; pero la naturaleza del desconsuelo se percibe intacta y no queda más que entregarte al ciclo, ese que esperas cerrar con llave y lanzarlo al abismo.
Gritas en la penumbra para que nadie te escuche, gritas... pero la ira de la tristeza no se va, no te deja, no te suelta; mas bien se nota un tanto hostigante y el expulsarla por completo de tu vida al parecer es insoluble.
Despierta por favor, sal del letargo en el que te has viciado, fluye hacia adelante y no luches con la contracorriente. Sé, simplemente sé y no te desvanezcas.
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