domingo, 22 de abril de 2012

ECOS DE MI INTERIOR

No eres uno, ni eres tres, eres todos los que existen en mi ser, 
espectros que me habitan, a los que el miedo alimentan, 
saciándose del terror que ellos mismos vomitan.
Vivir contigo, bajo la presión de tu existencia,
amordazada, indefensa, desvalida.
Morir en ti, queriendo inútilmente a cada instante escapar,
pero mientras más lo intento, me desgarro, me enfermo
y no puedo...Porque tú eres yo.

UN INFAME DESPERTAR

No me hablas...
Frente a ti me muestro tal vez un tanto patética y ni siquiera intentas por un segundo mirarme,  y te vas.
Y corro hacia ti...
Pero nada.
Nada. Pérdida de tiempo, te me escapas.
No deseas verme y lo entiendo.
Mentira. No comprendo.
No me es posible comprender porqué me arrebataste el corazón, porque te has burlado y aún sigues haciéndolo, porque me has dejado.
Y te ríes, y esa risa me penetra como dagas en la sien y te escucho aún cuando ya te has marchado.
Y me desarmo, me desintegro, me entristezco y al secar mis ojos tan solo veo tu sombra, solo tu figura desvaneciéndose.

EXTRAVIARME, DESQUICIADA

Todo se esfuma, se escapa, huye agitado. Con los dientes intento subyugarlo, pero me es imposible; débil caigo de rodillas frente al abismo, intentando con la mente en gris por las pesadillas, aferrarme, pero no hay fuerzas suficientes y resbalo, me pierdo en la oscuridad implacable de la ruina.
Y en el instante mismo en que parecería se ve a lo lejos la salida, mi cabeza toca fondo, mis sentidos incontrolablemente se dilatan y no hay marcha atrás, grito en la soledad y ni el eco hace eco de su presencia. Sola, distante, impotente, quebrantada no me queda más que extraviarme, desquiciada.

domingo, 15 de abril de 2012

HAY NOCHES EN LAS QUE TODO SE EVAPORA

Me he pedido constantemente re-crearme, volver a dibujarme y eso intento, saco fuerzas cuando ya casi se extinguen,  para sobreponerme al importuno menguar de mi juventud. 
En ocasiones el intento es avasallado por el logro y la felicidad se palpa en el ambiente,  pero en la mayoría ni a miserable deseo llegan mis fragmentadas pretenciones.
He cometido el error de hacerle esperar al tiempo, de dejarlo plantado imaginando que en la próxima ocasión él me reciba, pero no, él  ha optado por siempre ir delante mío a kilómetros  agigantados por la soledad .
Me duele tanto ir sin rumbo en el camino, pero es el única miseria que me ha permitido escoger el azar y me aferro a ella, como quien se aferra al árbol caído, como quien lucha cuando ya todo está perdido.
Quiero regresar al tiempo aquel en que por lo menos con mi imaginación me comía el mundo, hoy al contrario soy yo quien recibe los  mordiscos.


domingo, 8 de abril de 2012

EL TRAJE DE LOS TREINTA




Es muy probable, casi un hecho fáctico y fatídico, que el traje de los treinta inconvenientemente no está hecho a mi medida.
Cuan largas las mangas de la responsabilidad, que las puntas de mis dedos apenas pueden respirar un hilo de desenfreno al correr; que asfixiante el cuello de felpa de la madurez, que me extrangula y me censura cuando a mi boca vienen ideas no muy convencionales; que cortas me quedan las bastas de la esperanza, que hacen que la incertidumbre me cale frío en los huesos.
No está hecho para mí, no me acostumbro a él, hasta podría pensarse se han equivocado y me han dado otro pero no, es real, es muy mío.  Por más que me esfuerzo por lucirlo en todo su esplendor, solo el espejo de la inexperiencia me revela la verdad, pobres andrajos mal llevados.
Y  lo cuelgo en el armario de la resignación, trato de no verlo, de obviarlo, pero no es posible,  lo retomo al sentirme integramente desnuda y vulnerable, y vuelve a incomodarme, me fastidia, me causa escozor.
En ocasiones desempolvo el viejo traje de los veinte y lo uso como si se tratase de un disfraz que me rehuso a tirar. Y es que en éste me siento mejor, todo desprolijo, libre, impredescible, muy a mi manera.
Y pasan los años como días y sé que tarde o temprano ya no me veré bien en él y eso me entristece, tendré que a fuerzas usar los treinta a mi conveniencia, de pronto arremangarlo, modificarlo, hacerle un corte por aquí, otro por allá, usar retazos de viejos tiempos para acomodarlo a mi gusto y es muy probable que cuando a regañadientes ya me acostumbre a él, cuando empiece a verme exquisita y sepa llevarlo con galantería,  deba cambiarlo por otro....Que irreparable es el paso del tiempo.
8-4-12

martes, 3 de abril de 2012

EL MOTOR DE MI ODIO NO ERES TU

No te odio a ti, no te inquietes.
Es tan solo que odio esas latacungas y esas ibarras, esos pactos, pacchijales y caimitos, odio ese tan cercano valle.
No te odio a ti, no te abrumes.
Es tan solo que odio esos búnburys y guardarrayas, esos anathemas y algo de sabinas, ay! hasta ahí llegaste.
No te odio a ti, no te agites.
Es tan solo que odio esas cartas desde iwo jima, esas trilogías del padrino, esos buenos, malos y feos, que en ocasiones el sueño o las caricias los vencieron.
No te odio a ti, no te alarmes.
Es tan solo que odio los recuerdos que te recuedan, esos rincones  recorridos y los que no también; esas canciones que eran nuestras y esas que hablan de ti sin que si quiera sepas, odio el extrañarte, odio que seas un extraño, odio no poder escapar de este odio.
Odio estas palabras.... que mientras se imprimen se coagulan y ya empiezan a apestarme.

domingo, 1 de abril de 2012

NADA DE SENTIMENTALISMOS POR FAVOR

Soy noche en el destierro de una mejilla sonrojada por el villano pudor.  Atacada por el cinismo y la hipocresía de una traición,  me consumo y me distraigo, nada de sentimentalismos por favor.


Estas hecha añicos pero igual peleas, a quién esperas ganar si ya en tus puños no se distingue, piel, carne, sangre, huesos.
En vano te esfuerzas por abrir un ojo, ese que se pierde ligeramente menos hinchado, pero logras a penas ver unas disformas siluetas, mientras de tu boquita chorrea un líquido espeso y salado que se funde con la tierra, formando un lodo de eritrocitos y sílice.
Y el peso del cuerpo te vence, pero quieres erguirte tonta tú. Te niegas a resignarte a la derrota y vuelves a propinar golpes a la nada. 
Solo te pido que te recuperes de tus contusiones para que puedas por lo menos asestar un golpe menos que bajo, despréndete de la lona en la cual te has abstraido, no te ridiculices dando trompazos a las sombras, esas que ni siquiera existen;  ahora que estás fragmentada, destrozada, apagada, solo descansa y acopia fuerzas para un próximo futuro irrefrenablemente por venir.

PERO IGUAL TE QUIERO (AC) (INCOMPRENSIBLE ESTADO)

Hoy aprovecho para escribirte,  a ti que no me abandonas, que sigues ahí,  mirándome desde tu vértice, que a pesar de todo aún me quieres.
Esta mañana te vi,  me sonreiste y no pude más que imitarte, ya no eres igual que ayer, pero pese a la permuta,  tus ojos camaleónicos siempre seguirán siendo los mismos y eso me encanta.
Hay veces en que te noto triste y esa tristeza me hiere, me consume, me tortura;  quisiera despojarte de ella, arrebatártela, amputártela, pero tu necedad se niega a soltarla y está bien, en ella irremediablemente  has creado parte de ti.
En otras oportunidades la euforia te disloca, no perteneces aquí y te fugas disparmente,  pero igual me quieres, igual te acuerdas del pacto que nos une, igual regresas con lánguidas mejillas a fundirte en eterno abrazo,  en mi cama a las tres de la mañana.
Y también hay esas veces que ni por un segundo me soportas, que deseas que me vaya, que me empujas a dejarte.... y lo hago, te dejo desertar, te miro indolente cómo me arrebatas tus harapos disfrazados de recuerdos y con el entrecejo arrugado te dispones a salir, no sin antes azotar la puerta de la incredulidad que me estremece  y me escupe virutas de incertidumbre sobre lo que hice mal.  Pero ni bien el ruido de tus pasos se empieza a tornar casi insonoro, te veo nuevamente frente a mí, con risitas de culpa, esperando el abrazo del perdón y yo, que no sé como vivir contigo pero menos aún vivir sin ti, por enesima vez te perdono, y estamos otra vez donde empezamos.
Hoy te digo que te quiero, contra todo yo te quiero, aún cuando en ocasiones sueles sabotearme días enteros de la vida, hoy te repito que te quiero pese a que con un gesto obsceno me dices que me deje de mariconadas;  y entonces río y tú ríes y nos reímos. Me dices que no es necesario que lo diga, por que tú eso ya lo sabes y me das la espalda y te vas, y me dejas nuevamente con la duda palpitante, pero pese a eso yo te quiero.
Hoy te dedico estas palabras a ti mi querida Ana.

¿Qué huella dejamos a nuestros hijos?

  Sé que muchos no leerán la siguiente lista de enunciados y reflexiones, pero para aquellos a los que llamé su atención, les insto a que le...